La ciudad estaba tan iluminada que podr í a competir con la luz de una supernova. Una iluminaci ó n tan exagerada que, si la ve í an desde la Estaci ó n Espacial, seguro pensaban que Madrid estaba intentando comunicarse con vida extraterrestre. Estas Navidades, como todas las dem á s, nada pod í a estropearlas. O eso cre í an … porque el Grinch estaba de visita este a ñ o , el fondo buitre hab í a decidido comprar el edificio . Ese piso que cruj í a por las noches como si un fantasma con artrosis viviera all í , con esos ventanales que en invierno era mejor no abrir porque luego no sab í as si iban a cerrar o si se quedar í an abiertos para siempre, como la boca de un pez muerto. Y ese ú nico y maldito ba ñ o que cuando ven í an Á lvaro, Lucas y Carlos, aquello se convert í a en un escape room: o resolv í as r á pido tu turno, o te quedabas atrapada en la cola como quien se queda en la M-30 en hora punta. El piso no era gran cosa, pero hab í a ...
La Calle del Burro: Un Relato de Compromiso y Redención Estamos en España, alrededor de 1937, en la Extremadura de la Guerra Civil. Mi abuelo solía pasear por la Plaza Chica de la ciudad. Era de noche y se dirigía a visitar a su amigo, un famoso cantante de flamenco. Llevaba varios años con mi abuela y estaban a punto de casarse. Mi abuela estaba embarazada y, en aquellos tiempos, cuando eso ocurría, uno tenía que casarse. Volviendo a lo que quería contar, mi abuelo caminaba por la Plaza Chica en una fría noche de invierno. Tenía que atravesar una calle conocida como "La calle del burro", un lugar frecuentado por mujeres de vida alegre, es decir, prostitutas, como todavía dice mi madre. Mientras pasaba por allí, vio a una joven, más o menos de su misma edad, sosteniendo a un bebé y llorando desconsoladamente. Ella llevaba puesto solo un camisón de franela y, con el intenso frío, mi abuelo no pudo simplemente seguir adelante sin hacer nada. Así que decidió preguntarle qué pa...